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¡5 edificios en Barcelona que valen un Pritzker!

Escrito el 03/05/19 · Tiempo de lectura: 5 minutos
MACBA Barcelona

Tras la presentación de la Barcelona más Pritzker, seguimos hoy nuestra ruta por aquellos edificios cuyos diseñadores han recibido el premio Pritzker de arquitectura. Con mayor o menor intensidad, se trata de recintos muy conocidos. Incluso alguno de ellos puede llegar a ser considerado un icono. Casi tanto como sus mentes pensantes, entre las que podemos encontrar auténticas autoridades en la materia, que han dejado un pedacito de su legado en nuestra ciudad. Y aunque pasen desapercibidos por la calle, son nombres clásicos en el sector. ¡Seguro que te suena más de uno!

1. Rafael Moneo (1996)

Con su designación en 1996 como premio Pritzker de arquitectura, Rafael Moneo se convertía en el primer español que lograba el ansiado galardón. El arquitecto navarro contaba entonces con construcciones emblemáticas como la estación del ferrocarril de Atocha en Madrid o el Palacio de Villahermosa, sede del museo Thyssen-Bornemisza. En Barcelona podemos encontrar dos edificios que llevan su firma y que podemos ver y analizar casi a diario.

El primero fue el centro comercial L’illa Diagonal, pionero de las grandes superficies comerciales de nuestra ciudad. Esta construcción consta de 35.000 m2 a repartir entre espacios comerciales, oficinas y hasta un hotel. El segundo edificio diseñado por Moneo es L’Auditori, un moderno recinto de 42.000m2 situado en la confluencia de las 3 principales arterias de Barcelona: la Gran Vía, La Diagonal y la Meridiana. La sobria modernidad exterior esconde un excelso recinto para el disfrute de la música en el que se distribuyen 4 salas que pueden acoger, en conjunto a más de 3.000 personas. De la construcción destaca también el atrio central, en el que podemos ver una monumental linterna cúbica de vidrio en forma de impluvio.

Pritzker arquitectura Barcelona

2. Álvaro Siza (1992)

1992 fue un año que marcó un antes y un después en la historia de Barcelona, gracias a la organización de los XXV Juegos Olímpicos. Ese mismo año el jurado del Pritzker premiaba al portugués Álvaro Siza, que por aquel entonces ultimaba la única obra suya que podemos disfrutar en nuestra ciudad: el Centro Meteorológico de Barcelona. Un edificio cilíndrico que todos hemos visto paseando por la villa olímpica, tras las torres Mapfre y junto a la playa del Bogatell. Durante la cita olímpica fue la sede desde la que se hacían las previsiones del tiempo para las regatas y otras pruebas al aire libre en Barcelona’92. También albergó el centro internacional de prensa.

Arquitectónicamente se trata de un edificio circular de hormigón con acabado visto por la parte de abajo y recubierto de placas de mármol en la parte más elevada, finalizando en una cubierta plana destinada a la maquinaria del edificio. En total, siete plantas con un diámetro exterior de 33 metros, que lo convierten en un edificio muy reconocible, por lo que suele ser punto de encuentro para muchos barceloneses.

3. Frank Gehry (1989)

Uno de los arquitectos más galardonados de los últimos tiempos. Además de obtener el Pritzker, también recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2014. En su trayectoria cuenta con edificios como el museo Guggenheim de Bilbao o la sala de conciertos Walt Disney en Los Ángeles. En Barcelona tenemos el Pez Dorado, una escultura de descomunal tamaño que encontramos a los pies del Hotel Arts, con la que el ayuntamiento quiso redefinir su fachada marítima. El puerto olímpico, las dos torres…y una figura enorme de 56 metros de largo y 35 de alto que parece que en cualquier momento vaya a zambullirse sobre las aguas del Mediterráneo frente al que está situada.

Realizada sobre una estructura metálica, es su capa exterior, construida en acero inoxidable de color dorado, la que otorga belleza y singularidad a la creación. En función de la intensidad de la luz y del reflejo de los rayos solares sobre ella, esta capa exterior parece convertirse en una piel escamada que llena de vida al inanimado objeto, visible ya desde la playa de la Barceloneta. Es por este juego de luces que la salida del sol desde el mar y la puesta de sol al atardecer se convierten en los momentos preferidos por los visitantes para inmortalizar esta estampa tan colorida.

Barcelona escultura pez

4. Richard Meier (1984)

La huella del norteamericano Richard Meier está presente en ciudades de medio mundo: Estados Unidos, Europa occidental y en países como Israel, Turquía o Singapur. También Barcelona puede presumir de contar con una creación de este prolífico arquitecto: el MACBA, proyectado en 1990 y finalizado en 1995. El edificio ocupa una superficie de 14.300 m2 útiles y está concebido como una articulación de varios prismas, con un volumen cilíndrico que atraviesa verticalmente todas las plantas y articula, a lo largo de un eje longitudinal, las zonas de exposición.

Dos son los aspectos fundamentales de esta instalación: la combinación geométrica de líneas rectas y curvas y la omnipresencia de la luz natural, que inunda el edificio de claridad por los cuatro puntos cardinales.

Macba

5. Ieoh Ming Pei (1983)

El último edificio aquí reseñado no es ni muchísimo menos el más antiguo de todos. Pero sí lo es su ideólogo, un centenario arquitecto estadounidense de origen chino que recibió su premio Pritzker en 1983. Suya es la pirámide del museo del Louvre en París, así como el Museo Presidencial J.F.K que hay en Boston. En clave 100% local, la Barcelona Pritzker se cierra con el World Trade Center, diseñado por Ming Pei y Henry N. Cobb en los últimos años del siglo XX. Este complejo empresarial se ha acabado convirtiendo con el paso de los años en otro de los iconos de la fachada marítima. El recinto está formado por cuatro edificios en forma de círculo, formando entre todos la forma de un barco, bastante acorde con su ubicación junto al Mediterráneo.

Además de los edificios de oficinas propiamente, el complejo cuenta con un hotel, un palacio de congresos, una plaza central de 2.500 m2 con una fuente en la que relajarse viendo las coreografías de sus chorros de agua, y un mirador panorámico desde el que gozar de una perspectiva única de nuestra ciudad. Barcelona, vista desde el mar.

La lista sigue con edificios como el Hotel Hesperia Tower, con su restaurante en forma de platillo volante, obra de Richard Rogers, ganador de la edición 2007 o el recinto ferial Gran Vía 2, la torre Realia o el Hotel Porta Fira, del japonés Toyo Ito, quien ganó el Pritzker en 2013. Pero técnicamente todos los edificios pertenecen a L’Hospitalet. El que sí estará en Barcelona, y por tanto subirá hasta 11 el número de Pritzkers con presencia en nuestra ciudad será el futuro museo del Hermitage, que se ubicará junto al mar, dentro de los límites de la Autoridad Portuaria de Barcelona.