Clàudia Sanmartí: “Hay una expansión de la influencia de Domènech i Montaner que aún no somos capaces de ver hasta donde abasta"
Este año se celebra el Año Domènech i Montaner; un año de conmemoración del centenario de la muerte del arquitecto, historiador, humanista, político, e ilustrador. Como arquitecto, se adelantó a las tendencias arquitectónicas europeas, implementando un lenguaje innovador y apostando por un concepto integrador de todas las artes. El legado del artista modernista sigue persistiendo en el tiempo, formando parte del ecosistema arquitectónico de Barcelona. Hoy en día todavía puede observarse su talento en obras emblemáticas como el Palau de la Música Catalana, el Hospital de Sant Pau o la Casa Lleó i Morera.
La Casa Lleó i Morera es propiedad de Núñez i Navarro desde el año 2006. Desde entonces se ha desarrollado el plan de reforma y recuperación arquitectónica durante dos años para mantener los elementos originales y conservar el patrimonio modernista. Hoy hablamos con Clàudia Sanmartí, arquitecta, miembro de la Agrupación de Arquitectos para la Defensa y la Intervención en el Patrimonio Arquitectónico (AADIPA), cofundadora de MATTERS y comisaria del Año en conmemoración del artista. Clàudia cuenta con un posgrado de Restauración arquitectónica y una Tesis Doctoral en curso, en el Máster Tecnología de la Construcción, especialidad restauración y rehabilitación.
Como experta en restauración y en la obra del artista, empieza hablando del buen estado de conservación de la Casa Lleó i Morera: “A nivel estructural está perfecto, aunque tenga más de cien años. Toda su riqueza ornamental se ha conservado”. Así, la arquitecta pone en valor cómo en la reforma que se llevó a cabo por parte de Núñez i Navarro se pudo recuperar un edificio icónico: “Se comenta que los mosaicos del suelo de esta casa son de los mejor conservados de Barcelona – que no quiere decir que no hubiera mejores antes, pero éstos están perfectamente bien conservados. Es un lujo poder entrar en este espacio y pasearse por sus estancias”. Asimismo, sobre las posibilidades que ofrece el edificio, también destaca: "Es un proyecto increíble, con una flexibilidad de posibles usos a incorporar maravillosa".
Clàudia nos explica el enfoque de su tesis, dirigida precisamente al estudio del artista y que observa, en concreto, la técnica constructiva que utiliza el arquitecto para hacer los techos: la bóveda de ladrillo de llano, o vuelta a la catalana. “Es muy interesante como esta técnica, que tiene origen medieval, con ejemplos datados del siglo XVI, empieza a ganar fuerza en Cataluña durante el siglo XIX”, explica. “Mi tesis acaba diciendo que el artista es de los que acaba potenciando este tipo de técnica por todo el país”.
Ella también forma parte de la Fundación Lluís Domènech i Montaner, que nace de la idea de aglutinar a todo tipo de entidades vinculadas a potenciar la figura del arquitecto y parte de la familia. Nos explica: “A partir de los años 60 empieza a haber una recuperación y hacia los 2000 después de que declaren Patrimonio Mundial el Palau de la Música y el Hospital de Sant Pau, existe la idea de crear esta Fundación para poner en valor al arquitecto y difundirlo”. La arquitecta nos expone cómo en la Fundación se han implicado también museos, universidades, entidades de la ciudad de Barcelona y otras ciudades de patrimonio “domenequiano” para hacerlo llegar a mucha más gente.
Siguiendo en esta línea, Clàudia nos habla de la importancia de contar con un colectivo que vele por la creación de sinergias y que fundamente la figura del arquitecto: “Encaramos este año con mucha ilusión y mucho trabajo. La idea es crear sinergias con propietarios de edificios, con entidades de estudio y entidades vinculadas a la vida que ha tenido el arquitecto, y que cada uno aporte su trabajo”.
La repercusión que el artista tuvo y sigue teniendo en nuestro imaginario va mucho más allá de su técnica arquitectónica. Tuvo una gran influencia también como docente en la Escuela de Arquitectura, así como en la vida cultural como presidente del Ateneu Barcelonès, con sus publicaciones y en la vertiente política, como diputado en Madrid: "Yo creo que hay una expansión de su influencia que todavía no somos capaces de ver hasta dónde abarca", explica Sanmartí. Por eso, uno de los objetivos tanto de la Fundación como del Año en conmemoración es iluminar otros aspectos que lo caracterizaban: “Su parte más conocida es la de arquitecto, pero la intención es que lleguen también todas las demás facetas”, nos explica.
En enero, se inauguró oficialmente en el Instituto Pere Mata de Reus, en el Año Domènech i Montaner. En los parlamentos, se definió al arquitecto en tres palabras: policéntrico, arquitecto e internacional. Clàudia resalta la importancia de su legado en el ámbito de la docencia. Él se licenció como arquitecto en 1873 y dos años después ya entraba como profesor en la Escuela de Arquitectura, donde después ejerció como director durante veinte años. "Todos sus discípulos y toda la arquitectura beben de sus fuentes", afirma. Así la arquitecta destaca cómo el artista acabó influyendo en toda una generación del país, destacando Antoni Gaudí entre otros grandes nombres.
Además de tener obras catalogadas como Patrimonio de la Humanidad, la arquitectura del artista sobresale por estar fundamentada en un nuevo concepto integrador de todas las artes. Clàudia pone énfasis en el valor de su arquitectura y expresa que es necesario “destacar no sólo sus obras que son Patrimonio de la Humanidad, sino también viviendas que poseen una racionalidad, una calidad de luz y unos espacios generosos que son desconocidos para la mayoría, como la Casa Lleó i Morera”. Así, la arquitecta nos explica la sensibilidad del artista y su capacidad para entender la arquitectura y trasladarla a la vida cotidiana: “Se dedicaba a realizar viajes por Europa para conocer la arquitectura del momento, interpretarla, beber de lo que consideraba más importante y adaptarlo al clima, a los materiales y la idiosincrasia de aquí”. Precisamente por este motivo, destaca la voluntad de extender la figura del artista internacionalmente y concluye: “Se trata de ir haciendo este juego: qué absorbía de fuera para traerlo quí y qué es lo que puede aportar al exterior”.
Desde el año 2006, Núñez i Navarro es propietario de la Casa Lleó i Morera. El Grupo, en línea con su área de rehabilitación patrimonial, inició un destacado proyecto que permitió modernizar las instalaciones, respetando el estilo original del edificio, y logrando una rehabilitación que ponía en valor, una vez más, su voluntad por recuperar edificios históricos de Barcelona. En este Año Domènech i Montaner se une a las actividades que ponen en valor la figura del gran arquitecto modernista.