La fotografía nocturna, arte en la penumbra
Fotografiar es capturar luz o, mejor dicho, congelar su impacto en la materia. Inicialmente, lo hacíamos sobre una placa; después, sobre una película; a continuación, en un soporte digital, y, actualmente, guardamos nuestras fotos en la llamada nube. En cualquier caso, la esencia del arte y técnica de obtener imágenes de la realidad iluminada es exactamente la misma: no ha variado desde su invención dos siglos atrás. Siendo la luz condición sine qua non para la fotografía, su práctica nocturna, con luz artificial o (casi) a oscuras, cobra un valor mágico.
Buenas fotos con poca luz, deseable y fácil
¿Cómo conseguir fotografías de calidad cuando es de noche, bajo la luna, a la luz de las farolas o en medio de una oscuridad prácticamente absoluta? Internet es un mar de tutoriales solventes y decálogos utilísimos con consejos prácticos y —tranquilos— comprensibles para todos los públicos. Echarles un vistazo cámara en mano es más que recomendable.
Sensibilidad, velocidad de obturación, apertura de diafragma, gestión del movimiento… De noche, todas las variables adquieren una importancia mayor, y el fotógrafo amateur debe, incluso, plantearse renunciar al modo automático y optar por el manual. También hay que considerar el movimiento, el uso de trípode, el bloqueo de espejo, las exposiciones dilatadas y la reducción del ruido. Y lo más importante: qué se fotografía. El objeto o sujeto fotografiado.
Fotografiar La Rotonda de noche tiene premio
Núñez y Navarro os propone en su concurso de Instagram #MiraLaRotonda, que sigue en marcha, que el objeto captado en vuestras fotos nocturnas sea uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Se trata de la modernista torre Andreu, llamada, popularmente, La Rotonda, cuya rehabilitación está ultimando y ha presentado recientemente.